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Tono: Automentirobiografía (Barcelona, José Janés, 1949)

Por Emilio Gavilanes

 

Antonio de Lara Gavilán. ¿Lo conocen? No creo. ¿Y si digo Tono? Pues es muy posible que tampoco. Tono ha desaparecido de la literatura española. Nadie lo reedita.  Del grupo que López Rubio llamó, en su discurso de ingreso en la RAE, “la otra generación del 27”, Tono es el más desaparecido (es de esos escritores a los que se les puede aplicar el dictamen de Trapiello: ganaron la guerra pero perdieron los manuales de literatura). Neville, Jardiel, Mihura y el propio López Rubio tienen aún presencia en las mesas de novedades de las librerías. A Tono solo se le puede buscar en las librerías de segunda mano, que es donde yo he encontrado esta Automentirobiografía y el resto de libros suyos que he leído. Si se encuentran alguno, no duden en hacerse con él.

Tono estuvo en Hollywood, en los años 30, trabajando en el cine. Allí debería haberse hecho amigo de los hermanos Marx, pues su humor es muy parecido, pero de quien se hizo amigo fue de Chaplin. Cuando Carlos Saura estuvo casado con Geraldine Chaplin e iban a Suiza a ver  al padre de ella, Chaplin siempre mandaba recuerdos a través de Saura a sus amigos Neville y Tono. Muchos años después, aún los tenía presentes.

En los libros de Tono, muchas veces el humor empieza por el título: Guillermo Hotel, Romeo y Julita, ¡Qué bollo es vivir!, La viuda es sueño, Rebeco

Esta Automentirobiografía tiene dos partes. Una primera con unas falsas memorias descacharrantes, como contadas por una especie de Tip (con quien tiene muchos puntos de contacto), quizá aún más disparatado. Y una segunda parte con chistes dibujados (muchos de ellos aparecieron en La Codorniz) que él llamaba monotonerías. Estos son algunos:

Conversan un hombre y una mujer:

-Yo cuando tomo café no puedo dormir.

-A mí me pasa al revés: cuando duermo no puedo tomar café.

 

Un hombre le dice a una mujer, por la calle:

-Si eso es un perro, es precioso.

 

Un indígena le dice a su hijo:

-Si eres malo, hoy no pruebas misionero.

 

Un médico le dice a una mujer:

-Este enfermo no me gusta nada. ¿No tiene usted otro?

Tono se pasó toda la vida haciendo humor. Incluso con la muerte: “Últimamente se está muriendo gente que nunca se había muerto”. Y no solo con la muerte ajena. Cuentan Azcona y López Rubio que en sus últimos días, cuando iban a visitarle, decía: “Perdonen que no me levante, pero es que me estoy muriendo”.

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