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Nueva y brevísima antología modelna de Tediato

Por Tediato

 

Discretos apuntes para una Nueva y brevísima antología modelna en la que Tediato remeda la forma de perpetrar poesía que suelen frecuentar algunos/as poetas harto influyentes y exitosos/as de hogaño

o

Muestra provisional e incompleta de versáforos

(según la sabia denominación acuñada por el maestro Pedro Mariné)

 

Con una introducción (acaso prescindible) de Sir Yago de la Eterna Encrucijada

 

Ve aquí, lector, este ejercicio retórico que nos regala el buen Tediato siguiendo el hilo, a lo que a mí se me alcanza, de uno de los argumentos que aduce el discreto señor Santiago López Navia en su prólogo a Los otros clásicos del también discreto, ínclito y nunca bien ponderado José Ramón Fernández de Cano y Martín.

Con buen tino ha decidido titularlo rindiendo un merecido homenaje a la primera Antología modelna, pero a diferencia del divino García Lorca ha preferido Tediato no usar de nombres, y ello ha sido así porque no le mueven ni la inquina, ni la falta de policía ni intención vindicativa alguna. Bien saben quienes le conocen que, bien que cáustico, Tediato es harto respetuoso, dulce en su trato, pacífico y nada amigo de polémicas ni diatribas, y esta humorada tan solo responde a una intención sanamente eutrapélica.

            La paciencia y la generosidad no usadas de La Discreta Academia han querido que se publique en el blog Náufragos en tiempos ágrafos, y yo, a fuer de caballero, responderé a pie o a caballo de la probidad, la sindéresis y el decoro del autor ante cualquiera que los negare a lo largo y ancho del Reino todo y del universo mundo.

Sir Yago de la Eterna Encrucijada

Caballero aventurero, ma non troppo

 

 

 

1

 

Dejaste en mi corazón una herida profunda

que rezumaba en mi pecho.

 

Córtate las uñas,

hombre,

ya.

 

 

 

 

 

2

 

Uno de estos días iré a pedirte un poco de sal,

y tú me darás un poco de tu sol,

y tu sol y mi sal

serán la luz y el aderezo

de los días oscuros e insípidos.

 

 

3

 

Yo pensaba que el amor era otra cosa.

Tú no pensabas que el amor era otra cosa.

Él pensaba que el amor era otra cosa.

Ella no pensaba que el amor era otra cosa.

Nosotros pensábamos que el amor era otra cosa.

Nosotras no pensábamos que el amor era otra cosa.

Vosotros pensabais que el amor era otra cosa.

Vosotras no pensabais que el amor era otra cosa,

y ellas y ellos no pensaban

(iban a su maldita bola).

 

Esto es un galimatías formidable

y así no hay forma de gobernar esta galaxia

expansiva e insondable del amor,

mi joven padawan.

 

 

4

 

Cualquier lugar a donde yo vaya

sin ti,

será exacta, fatal

e irremediablemente

cualquier lugar a donde yo vaya

sin ti.

 

5

 

Allí estabas,

esperándome en el descansillo,

consumiéndote de ansia en la espera,

atenta a mi llegada que no llegaba.

 

Fueron horas interminables y eternas

(lo sé, me hago cargo),

así que no vuelvas a olvidar las llaves.

 

 

6

 

Detrás de los sillones,

debajo de las camas,

en los rincones más inaccesibles de los armarios,

se acumulan las bolas de polvo de tu ausencia.

Ya te digo.

 

 

7

 

Do.

Re.

Mi.

Fa.

Sol.

La.

Ahora venía el Si, creo,

pero el pentagrama de tu amor

(tú bien lo sabes)

es imprevisible

e improvisable.

 

 

8

 

En las rebajas del amor

los saldos no son de fiar

y las gangas cuestan caras.

 

Prefiero el amor de temporada

que pasa en su momento exacto

y ocupa su lugar exacto

en las pasarelas

y en los escaparates,

y tal.

 

 

9

 

Tus largos silencios

son mucho más elocuentes

que mis breves discursos

certeros y burbujeantes.

 

No sé cómo lo haces

y sí sé que debería aprender de ti,

pero ahora  (oh, yeah!) tengo cita con el podólogo.

 

10

 

Voy a colgarle a mi gato

el cascabel de esa sonrisa tuya,

y así le oiré reír cuando se acerque

y a ti te oiré maullar

cuando mi gato salga a estirarse al balcón,

y luego tu sonrisa se estirará en el balcón,

y yo maullaré

y mi gato se colgará el cascabel

y tu reirás estirándote en el balcón.

¿Vale?

 

 

 

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