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Por Luis Junco

El título de esta entrada alude a un título anterior, otra publicada en este mismo blog hace un tiempo, ¿Por qué son hermosas las flores?  Este es el link a aquella entrada: 

http://naufragosentiemposagrafos.blogspot.com/2015/11/por-que-son-hermosas-las-flores-segun.html

La lectura de un reciente libro del físico Brian Greene –Hasta el final del tiempo– y su apasionada defensa del arte, me ha llevado a releer el capítulo 14 de El comienzo del infinito, de David Deutsch, en el que estaba basada aquella entrada de hace casi cinco años. Las dos lecturas se complementan.

Para Deutsch, en estética hay verdades objetivas. Aplicado a las diversas formas de expresión artística, decía en aquel libro:

Es especialmente difícil expresar con palabras la explicación de la belleza de una obra de arte en particular, aunque se sepa cuál es, porque el conocimiento relevante no se expresa tampoco con palabras, es inexplícito. Nadie sabe todavía cómo traducir las explicaciones musicales al lenguaje natural. Pero cuando una pieza de música tiene el atributo implícito en la frase “Cambia una nota y se producirá  un deterioro”, tiene una explicación: el compositor la conocía y también la conocen los oyentes que la aprecian. Algún día será expresable en palabras.

¿Y si hablamos de literatura? ¿Por qué una narración es bella? ¿Qué quiere decirse con que “es una buena historia porque tiene una buena explicación de los acontecimientos ficcionales que representa”? ¿Que la trama es coherente, creíble? ¿Que hay un buen ritmo narrativo, que las palabras y expresiones utilizadas son las adecuadas? En la explicación de Deutsch, lo que sea la belleza en un relato es tan inexpresable como la de una obra musical o de una pintura. A pesar de que en este caso haya palabras, el lenguaje no es el ordinario:

La poesía y las matemáticas o la física comparten la propiedad de que desarrollan un lenguaje diferente del lenguaje ordinario para expresar de una forma eficiente cosas que sería muy ineficiente expresar en el lenguaje ordinario.

El resultado, si es bello, es algo que está por encima de apreciaciones subjetivas, de modas culturales.

Deutsch concluía con esta consideración:

Si estoy en lo cierto, el futuro del arte es tan inconcebible como el futuro de cualquier otro tipo de conocimiento: el arte del futuro puede crear aumentos ilimitados de belleza. Solo puedo especular, pero creo que también podemos esperar nuevos tipos de unificación. Cuando entendamos mejor qué es realmente la elegancia, tal vez encontraremos nuevas y mejores formas de buscar la verdad por medio de la elegancia y la belleza. 

En su reciente libro, Brian Greene apunta a que esa belleza del arte tiene que ver con la capacidad de “sentir el pensamiento”:

Todo arte tiene la capacidad de hacernos sentir pensamientos, dando lugar a una variedad de verdad que sería muy improbable obtener de la deliberación consciente o análisis de hechos. Un tipo de verdad que en realidad está más allá de otra sabiduría. Más allá de la razón pura. Más allá de la lógica. Más allá de la necesidad de prueba (…) Cuando en nuestras percepciones se unen pensamiento y emoción, cuando al tiempo que los pensamos sentimos los pensamientos, nuestra experiencia traspasa los límites de las explicaciones mecánicas. 

En una ocasión le preguntaron a Einstein si cuando pensaba sobre el desarrollo de su famosa teoría de la relatividad imaginaba ecuaciones matemáticas. “No”, respondió. “Por regla general pienso en música.”

1 Comment

  1. Emilio dice:

    Muy interesante la entrada, Luis.

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