Por Santiago A. López Navia
Volver a renacer desde mi hoguera aprendiendo del fénix las lecciones. Quebrar el curso de las estaciones haciendo de un invierno primavera.
Hacerme salamandra y tras la espera ver cómo se renuevan mis tendones y mi alma abre la puerta a sus prisiones y torna a remontar, firme y entera.
Que resista mi fe bajo las llamas. Que mi esperanza se haga carne nueva y no ceda el amor al sostenerme
y volverán las hojas a mis ramas brotando en mi plegaria que se eleva: ser fénix, salamandra y renacerme.
2 Comments
Si las aves son los descendientes del dinosaurio y la salamandra sigue siendo un reptil, el valor subliminal del soneto pertenece a los vertebrados, pero no a los mamíferos. De todas maneras el amor para un personaje así entre dinosaurio y salamandra es algo muy sofisticado. El soneto es muy divertido y tiene cierto corte de humor fino entre sus venas, podría navegar en un mar de sorna.
No me puede explicar mejor el interior amigo. Gracias por tu arte a pesar de todo. Un beso