Es necesario dar un sentido a la vida
31 mayo, 2023
El Proyecto Galileo, una magnífica aventura
21 junio, 2023

Por Emilio Gavilanes

(Texto leído el 7 de junio en la biblioteca Iván de Vargas, de Madrid, en la presentación de la novela El centinela de mi puerta, de Rosa María Mateos, con las preguntas a las que respondió la autora.)

Rosa María Mateos pertenece al grupo de los escritores con formación de científicos. Es un grupo bastante numeroso: Lewis Carroll y Bram Stoker eran matemáticos; Asimov, químico; Gerald Durrell, biólogo; Ernesto Sábato, físico; Juan Benet, ingeniero de Caminos; Luis Martín Santos, psiquiatra; Conan Doyle, médico, como el poeta alemán Gotfried Benn, o como Michael Crichton, el autor de Parque Jurásico y otros best-sellers; Luis Junco, autor “discreto” aquí presente, es ingeniero aeronáutico, y Carlos Suchowolski, que está cerca de él, es físico… Mujeres hay menos. O yo conozco menos. Recuerdo que Beatrix Potter, la autora de Peter Rabbit, Perico el Conejo, era micóloga, botánica. Así que Rosa María, que es geóloga, se une a este grupo de escritores. Rosa, luego te preguntaré si esa formación científica influye en tu manera de escribir novelas. 

Rosa María es geóloga y desarrolla su profesión en torno a fenómenos geológicos catastróficos. Le he oído contar en algún vídeo o en alguna entrevista que empezó haciendo un blog de divulgación científica que poco a poco se fue volviendo literario. Y cuando pudo disponer de más tiempo se decidió a escribir novela. La que hoy presentamos es la segunda que escribe. Y está tan bien que parece que lleva escribiendo novelas toda la vida.

El centinela de mi puerta, que es como se titula la novela, es una novela policiaca, dicho de una manera general. Las presentaciones de novelas policiacas son especialmente difíciles, porque se trata de hablar de la novela sin desvelar ningún detalle, sin reventar la trama, sin destripar el argumento, o sin que se te escape que el asesino es el mayordomo. Es fácil caer en el spoiler, como se dice ahora. Así que trataré de no desvelar nada del argumento.

A mí me parece que desde el punto de vista de la técnica narrativa El centinela de mi puerta es impecable. La narración es ágil. La construcción de la trama, igual que la de los personajes, a los que sentimos que conocemos bastante bien, está muy bien dosificada y equilibrada. Todo avanza progresivamente de una manera medida. E independientemente del gusto de cada lector, es decir, de que le interese o no la historia que se le está contando, o de que le gusten o no los personajes, desde un punto de vista objetivo, la novela está muy bien elaborada.

En esta novela a mí me parece que hay dos atmósferas: la atmósfera irónica, humorística que impone el tono de la voz del narrador, que recuerda un tanto, como dice la contraportada, el tono del Philip Marlowe de Chandler. Y por otra hay una atmósfera moral, una preocupación moral, como si se quisiese dejar claro quién es bueno y quién no, y que no basta con conocer a una persona para fijar su condición moral, pues puede haber hechos desconocidos que desmientan nuestra opinión ya asentada. Esto es propio de la novela policiaca en general, pero me parece que aquí eso está especialmente subrayado. Hay una intención de mostrar que los valores morales no son ambiguos, por mucho que las personas lo sean.

Por otra parte, hay dos investigadores, hombre y mujer. Lorenzo Silva también tiene una mujer y un hombre, pero los tuyos, Rosa, no son profesionales y además son hermanos, lo que es una novedad, una originalidad tuya.

También juntas y contrapones el mundo urbano y el rural, lo que tampoco es muy frecuente, pues la novela negra es fundamentalmente urbana.

Hablo de novela negra, aunque creo que a ti no te lo parece. Para mí esta novela tiene varios rasgos que la emparentan con la novela negra clásica: la resolución del crimen no es tan importante como en las novelas que plantean un problema criminal (las de Sherlock Holmes), que es lo que busca resolver el detective; además tu novela tiene un contenido social, un reflejo de la sociedad en que se desarrolla la historia, aunque en la novela negra clásica ese contenido incide más en la denuncia de la corrupción política y de las instituciones, algo que aquí no está tan presente; también el protagonista es un perdedor, alguien que va descubriendo que nada, y sobre todo nadie, es como él creía que era, que va viendo cómo su mundo se derrumba. Todo eso está en El centinela de mi puerta. Otras características de la novela negra, como el clima de violencia, aquí están menos presentes.

Pero antes de que te extiendas sobre todo esto, déjame que empiece preguntándote por algo anterior:

-¿Cuándo y por qué empezaste a escribir ficción?

Comencé alrededor del otoño de 2014, cuando mis tres hijos se hicieron “independientes” en los albores de la adolescencia. Comencé con el blog personal www.laletradelaciencia.es a hacer -más o menos- lo que sabía: divulgación científica. Pero poco a poco me he ido alejando de la Ciencia para meterme de pleno en la ficción a través del relato corto; siempre con el toque de humor e ironía que me caracteriza. 

-¿Cuáles fueron los primeros escritores, si los hubo, que te impresionaron y con los que dijiste que querías hacer algo parecido? ¿Hubo algún género que te atrajo al principio?

Mis escritores favoritos son dos, y en cierto modo muy poco parecidos entre ellos. Por un lado, está Gabriel García Márquez y su realismo mágico, que me apasiona. Mi libro favorito de Gabo es El amor en los tiempos del cólera, con esa historia de amor entre Florentino Ariza y Fermina Daza que, a mi juicio, representa una obra maestra de la literatura. El mejor castellano se escribe y habla al otro lado del Atlántico, sin duda. El otro autor de referencia es Stefan Zweig, por su limpieza literaria y la profundidad que alcanza con los personajes. El mundo de ayer es una joya que todo europeo debería leer para recordar la fragilidad del bienestar alcanzado y los derechos conseguidos. Es un canto al humanismo y al europeísmo escrito con maestría, que encaja bien con mi forma de pensar y ver el mundo.

-Tienes una novela anterior a esta. ¿Cómo es esa novela, la primera publicada?

Canción de mayo, publicada en 2019, fue mi primera novela. Es una canción de ida y vuelta entre México y España, a través de una familia que tuvo que exiliarse en Monterrey, cuyos descendientes regresan a un pueblo de la Alpujarra granadina a celebrar una boda. Es una novela fresca, muy literaria y divertida. Tuvo tres ediciones.

-Vayamos a la novela que presentamos hoy. ¿Cómo surge?

El centinela de mi puerta surge de un pequeño relato que escribí en mi blog titulado Los tiburones nadan en círculo: https://laletradelaciencia.com/los-tiburones-nadan-en-circulo/, que comienza con un asesinato. Pensé tirar del hilo y pergeñar una novela y, ¿por qué no?, de estilo policiaco, para cambiar de aires. 

-¿Influye tu formación científica en tu manera de escribir? ¿Por qué ahora te has decidido por una novela policiaca? ¿Quizá hay algo de científico en este género? 

Creo que en el fondo escribo para huir de esa formación científica que tengo. Lo confieso en la novela con este párrafo: Después de cuatro años dedicado a la tesis doctoral, había comprendido que el mundo académico se sostiene gracias a poner límites a la imaginación. No estaba dispuesto a acatar la disciplina universitaria. Mi verdadera pasión reposa bajo otros cielos. Consiste en pasar horas y horas buscando la palabra adecuada, darle cinco vueltas al diccionario hasta encontrar el sinónimo que necesito y fabricar esa correa de transmisión entre mis pensamientos y el lector, con la única misión de complacerle.

No obstante, pienso que la formación científica favorece tener una mente muy estructurada y saber concretar muy bien una idea. Decía Ramón y Cajal que una palabra bien elegida puede economizar cantidad enorme de pensamiento. Yo lo aplico, y pongo especial énfasis en dar siempre con esa palabra adecuada que no necesite de más florituras. 

En este caso me decidí por la novela policiaca por probar un nuevo género. No obstante, yo creo que la historia “criminal” se va diluyendo poco a poco hasta que la parte social y los personajes ganan peso en la novela. Puede ser cierto que la novela policiaca sea la que tenga más relación con lo científico, pero a mi ese aspecto no me interesa en absoluto. La clave está en que mis protagonistas no son policías ni comisarios, sino dos hermanos que van tirando del hilo, de la misma forma que lo hubiera hecho yo de verme en esa tesitura.

-¿Tenías pensada toda la historia cuando empezaste a escribirla o la fuiste cambiando a medida que avanzabas en la escritura?

Tan solo tenía pensado el inicio. Al igual que me ocurrió en la primera novela, me he dejado llevar por la historia, abandonando personajes por el camino e inventando otros. He creado una especie de puzle mediante la improvisación, pero donde -al final- todas las piezas encajan de manera precisa. El centinela de mi puerta es un azaroso encaje de bolillos. 

-Has nacido y vives en Granada. ¿Por qué la novela se centra en Madrid, aunque hay otros escenarios, varias ciudades de Italia, el valle del Jerte, Burgos, una isla griega…?

Todos los lugares que salen en la novela son bien conocidos por mí, los conozco al dedillo. Viví tres años en Madrid cuando terminé la carrera, mientras cursaba estudios de postgrado y trabajaba en la Oficina de Patentes. Además, estoy casada con un madrileño de Chamberí. 

El valle del Jerte es la tierra de mi padre, mis lugares de la infancia cuando íbamos a visitar a la familia al pueblo (muy cerca de Plasencia). Son recuerdos de ríos y libertad. 

En Perugia (Italia) realicé una estancia de investigación en 2019, y viajé mucho por la Toscana y la Umbria. Conozco muy bien este país y a los italianos. Italia no nos hace ser mejores, pero sí más felices, escribo en la novela. Yo creo que a mí también me hizo mejor.

Burgos, Buitrago, Grecia… Son lugares que, de alguna manera, dejaron en mí una patente huella. En el caso de Atapuerca (Burgos), me apasiona el tema de la evolución humana; leo sobre todos los avances científicos al respecto y la historia antigua es uno de mis temas recurerntes.

-¿Por qué preferiste que los investigadores no fuesen profesionales de la policía o similar?

No tenía ninguna intención de escribir una novela policiaca al uso, ni investigar sobre procedimientos policiales, judiciales, forenses… No me interesa lo más mínimo. De esta forma, la investigación la llevan a cabo dos “pardillos” como yo; que van indagando en la infancia de la víctima. Aquí sale mi vena de hija de maestros, porque todo lo que somos se cuece en la infancia. Es en esta primera etapa de la vida donde se encuentran las respuestas. 

-Se aprecia que uno de tus objetivos es perfilar bien a los personajes, para que sintamos que los conocemos bien, pero no desatiendes la tramas, las sorpresas argumentales. ¿Qué te parece más interesante o más importante en una novela policiaca como la tuya, los personajes o la trama?

Ambos aspectos me parecen importantes. Los personajes han de estar bien trabajados, con una personalidad coherente durante toda la novela. Mis personajes hablan, actúan, interaccionan, y así nos van dando las claves de cómo son y también de cómo evoluciona la trama. Ellos y ellas nos la cuentan. Personajes y trama están íntimamente relacionados en El centinela de mi puerta, van de la mano.

-Una de las cosas que a mí más me llamaron la atención es que el narrador es un hombre. ¿Por qué elegiste un hombre? ¿No te resultó difícil meterte en la cabeza de un narrador masculino?

Hay un libro que me impactó mucho: La mujer justa, del escritor húngaro Sándor Márai. El autor cuenta la misma historia desde tres voces y tres perspectivas: la de la mujer, la del marido y la de la amante de este último. Me pareció maravilloso meterse en la cabeza de tres personajes en un mismo libro. 

Inspirada en Márai me aventuré a escribir en primera persona, apropiándome de la personalidad de Luis Candoroso, el protagonista. Me resultaron especialmente complicadas las escenas de tinte sexual, en las que quizás he sido demasiado elegante y contenida. Luis es un hombre culto y erudito, pero no deja de ser un hombre con todos sus atributos. Espero haber conseguido meterme en su cabeza.

-Aunque el narrador sea masculino, en la novela las mujeres tienen mucho peso. Quizá más que los hombres. ¿Eso es una decisión planeada o surge espontáneamente, de manera no deliberada?

No es nada planeado. La historia ha surgido así. Es cierto que ellas llevan el peso de la historia y son las grandes protagonistas. Luis Candoroso es un pobre ingenuo atrapado en un mundo femenino que le domina, pero en el que se siente bien. Hasta que descubre la verdad, claro. Mi madre resumió con esta frase la novela: una historia de hombres buenos y mujeres regulares.

Personalmente me considero una feminista clásica que defiende a la mujer con hechos y dando ejemplo. Soy una luchadora. Ahora bien, estoy también en contra de lo “políticamente correcto” en la literatura y en las artes en general. Procuro no hacer nunca doctrina con mis letras. 

-El primer título de la novela fue La cercada del lobo, una referencia que en la novela remite al mundo rural. Parece que le das mucha importancia a ese elemento de tu novela, que tiene mucho peso.

Soy geóloga de profesión y el campo es mi laboratorio. Conozco muy bien el mundo rural, que es donde además me encuentro feliz. En esta novela contrasto ambos mundos: el de las prisas, la soledad y el individualismo de la ciudad, frente al mundo tranquilo, comunitario y también cotilla del campo. El mundo rural está desapareciendo ante nuestros ojos y es un patrimonio cultural y humanitario de primera. Me siento parte de él.

-¿Has seguido algún modelo, algún autor, o algún método? Hace poco oí una entrevista a un autor de novela policiaca primerizo y decía que todos los capítulos de su novela estaban estudiados para enganchar al lector en las distintas tramas que se desarrollaban. Daba la impresión de que era un artilugio mecánico. ¿Has planificado tú de una manera tan estudiada tu novela?

Aunque he realizado algunos cursos de escritura creativa, soy una escritora sin método, muy intuitiva. Quizás he utilizado en algunos capítulos esos “cebos” que apuntas, pero sin ser consciente de ello. Mi estilo es muy reconocible para el lector porque tengo una escritura sencilla, con muchos toques de humor y de ironía. Todo el mundo que me lee me reconoce. Soy Rosa María Mateos en estado puro y, aunque lógicamente tengo influencias de mis lecturas, voy a mi bola sin esquemas ni reglas. 

-¿Qué más te habría gustado que te hubiese preguntado, qué te has quedado con ganas de decir?

Que agradezco enormemente a La Discreta su confianza en mi novela, gracias. Espero que El centinela de mi puerta inicie una andadura donde funcione el boca-oreja, y sean los propios lectores quienes aireen y compartan esta historia sobre un mundo actual donde todos nos movemos en la cuerda floja. 

(El libro puede adquirirse en librerías o solicitando directamente a la editorial: https://www.ladiscreta.com/producto/el-centinela-de-mi-puerta/ , que lo envía sin gastos de envío en el territorio nacional.)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *