El Micromerón es una colección de 100 microrrelatos, agrupados en varios capítulos, según tono y temática, que se suponen narrados, a la manera del Decamerón de Bocaccio, por diez personajes diferentes, miembros todo ellos de una misma cibertertulia literaria que transcurre durante un total de diez jornadas dominicales, en cada una de las cuales uno de ellos actúa como moderador y propone la temática sobre la que deben tratar los cuentos.
La primera jornada, que, como en el Decamerón, no se ajusta a ninguna temática, introduce a cada uno de los diez personajes con sus respectivas narraciones. La segunda se dedica a cuentos sobre fantasmas y otros seres terroríficos; la tercera, a narraciones sobre aparatos y fórmulas mágicas o científicas; la cuarta trata el tema del tiempo; la quinta se dedica a fábulas; la sexta, sencillamente a historias optimistas; la séptima, a narraciones que adopten el punto de vista de un objeto, la octava, a narraciones que retraten personajes y tipos humanos; la novena, a sueños y quimeras; y la décima y última, a la muerte.
Don Abracadabra es el profesor del taller literario en el que todos los tertulianos se han conocido, pero se niega a adoptar un rol dirigente, aunque no puede evitar mostrarse academicista y puntualizador; su pareja, Leticimaravillas, es la más optimista del grupo y siempre intenta que las historias propias y ajenas se encaucen por el lado más positivo; Hedda Gabler y Raskolnikova son pesimistas y ácratas y, la primera de ellas es también a menudo ególatra hasta la tiranía y se enorgullece de no someterse a la unificación temática de cada jornada; el sexagenario Montecristo, secundado por su pareja argentina, Alejandra, intenta poner el relativismo y escepticismo que le han dado los años; Lince Ciego es el gracioso del grupo, se expresa imitando el lenguaje de los indios de las películas y sus cuentos tienen tendencia a la pura cachondada; Kavafis es una poetisa que trata de imprimir un aire lírico a cada cuento y se deja llevar por un cierto amaneramiento artístico en sus diálogos; Juanjo parece el más escéptico y conservador y se burla de la alocada rebeldía de otros tertulianos; Gorki es notablemente izquierdista y siempre reivindicativo.
El libro tiene como subtítulo Cuentos con la boca pequeña para recalcar que, aunque el texto que construye la cibertertulia y las intervenciones de los personajes tienen importancia, el peso del conjunto está en los microrrelatos.
EL AUTOR: José María García Hernández (Madrid, 1960) es autor de la novela histórica La flor de mi cuchillo (Millenium, 2008) y del híbrido cuentos-novela Desenmascarar a Kavarokios (Menoscuarto, 2005), obra saludada por la crítica como una de las más originales aportaciones a la narrativa fantástica de los últimos años. Con dichos trabajos obtuvo, respectivamente, el Premio de Novela Ciudad de Majadahonda y el Premio Tristana de Novela Fantástica. Su primer libro fue el ensayo periodístico La encrucijada sanitaria (Celeste, 1993).
La primera jornada, que, como en el Decamerón, no se ajusta a ninguna temática, introduce a cada uno de los diez personajes con sus respectivas narraciones. La segunda se dedica a cuentos sobre fantasmas y otros seres terroríficos; la tercera, a narraciones sobre aparatos y fórmulas mágicas o científicas; la cuarta trata el tema del tiempo; la quinta se dedica a fábulas; la sexta, sencillamente a historias optimistas; la séptima, a narraciones que adopten el punto de vista de un objeto, la octava, a narraciones que retraten personajes y tipos humanos; la novena, a sueños y quimeras; y la décima y última, a la muerte.
Don Abracadabra es el profesor del taller literario en el que todos los tertulianos se han conocido, pero se niega a adoptar un rol dirigente, aunque no puede evitar mostrarse academicista y puntualizador; su pareja, Leticimaravillas, es la más optimista del grupo y siempre intenta que las historias propias y ajenas se encaucen por el lado más positivo; Hedda Gabler y Raskolnikova son pesimistas y ácratas y, la primera de ellas es también a menudo ególatra hasta la tiranía y se enorgullece de no someterse a la unificación temática de cada jornada; el sexagenario Montecristo, secundado por su pareja argentina, Alejandra, intenta poner el relativismo y escepticismo que le han dado los años; Lince Ciego es el gracioso del grupo, se expresa imitando el lenguaje de los indios de las películas y sus cuentos tienen tendencia a la pura cachondada; Kavafis es una poetisa que trata de imprimir un aire lírico a cada cuento y se deja llevar por un cierto amaneramiento artístico en sus diálogos; Juanjo parece el más escéptico y conservador y se burla de la alocada rebeldía de otros tertulianos; Gorki es notablemente izquierdista y siempre reivindicativo.
El libro tiene como subtítulo Cuentos con la boca pequeña para recalcar que, aunque el texto que construye la cibertertulia y las intervenciones de los personajes tienen importancia, el peso del conjunto está en los microrrelatos.
EL AUTOR: José María García Hernández (Madrid, 1960) es autor de la novela histórica La flor de mi cuchillo (Millenium, 2008) y del híbrido cuentos-novela Desenmascarar a Kavarokios (Menoscuarto, 2005), obra saludada por la crítica como una de las más originales aportaciones a la narrativa fantástica de los últimos años. Con dichos trabajos obtuvo, respectivamente, el Premio de Novela Ciudad de Majadahonda y el Premio Tristana de Novela Fantástica. Su primer libro fue el ensayo periodístico La encrucijada sanitaria (Celeste, 1993).