Todo empieza en una isla, abierta al océano, pero limitada por la mediocridad de comienzos de los años cincuenta. Un grupo de amigos decide liberarse del tedio cotidiano quebrantando la prohibición de celebrar el Carnaval. Pero lo que al principio parece una simple broma acaba por convertirse en una singular aventura, un episodio iniciático que delimita el tránsito del sueño y la inocencia a la amargura y el desencanto. No obstante, el misterio del juego –motivo recurrente en la escritura de Luis Junco- se mantiene a través de unas cartas inquietantes y redentoras que llegan de América.