Francisco Rodríguez Criado, los zapatos de knut hamsun (Mérida: De la luna libros, 2017)

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Francisco Rodríguez Criado, los zapatos de knut hamsun (Mérida: De la luna libros, 2017)

Por Emilio Gavilanes

 

 


Francisco Rodríguez Criado es autor de varias novelas (una de ellas la magnífica Mi querido Dostoievski que publicó La Discreta en el año 2011), de obras de teatro, de textos ensayísticos y de varias colecciones de relatos, muchos de los cuales han aparecido en algunas de las antologías más prestigiosas que se han hecho sobre el relato breve español de los últimos años. Es además el autor de uno de los blogs de referencia sobre el relato breve en español, Narrativa Breve.

El libro que nos ocupa se compone de 23 cuentos de diferente extensión, desde unas pocas líneas hasta las 20 páginas, y de temática igualmente variada. Los hay que recrean o reinventan algún episodio del pasado, como “Breve biografía de un bigote” (con una especie de Hitler arrepentido), “Adiós, Penélope” (en el que asistimos al regreso de Ulises a Ítaca), “La sibila de Cicerón” (sobre uno de los últimos días del escritor y orador romano), “Esclavo de la historia” (con un Moisés anciano, pero no acabado); los hay de tipo fantástico, como “Añoranza del microrrelato” (en el que un microrrelato escribe a un escritor), “El discurso del hombre invisible” (una especie de alegoría sobre cómo el contenido de la obra queda oculto por la imagen del autor; igualmente alegórico es “La soledad de la selva”, donde dos animales, únicos supervivientes de un cataclismo, se retan para hacerse con el trono de una selva vacía), “Cira y el periódico del día” (una perrita que trae por error al narrador el periódico del día siguiente), “El marido despechado” (con un hombre que le hace el amor a una fotografía), “Identidades”, “Las muertes de Wilbor Wagner” (cada uno, una especie de negativo del otro); los hay humorísticos, como “El caso de María Lavanda dos Santos” (el caso de una actriz porno de la que se difunden fotos vestidapara desacreditarla), o “Rutinas” (un divertido relato sobre las manías y las obsesiones de los escritores, o de cualquiera), “Naufragio” (cómo es preferible la tragedia a la vida corriente); los hay oníricos, como “Una historia nunca contada sobre perros y gatos”, o “La mujer del cine Lorca” (donde un joven se encuentra con una mujer que parece prefigurar a la muerte). Todo este amplio abanico de formas y procedimientos es una exhibición de la maestría de Rodríguez Criado en el género del cuento.

Y también hay cuentos en esta colección que son fragmentos de vidas, o de realidad, un poco a la manera de Chéjov, que son casi los que yo prefiero. O a la manera de otros grandes narradores, nombrados en el libro de manera explícita, como el prodigioso Isaac Bashevis Singer (en “Como las langostas”, un relato con unos diálogos extraordinarios en su naturalidad y su interés, como los que leemos en “Isabela” y en “Casa vacía”, igualmente), o como el autor nombrado en el cuento que da título al libro, el noruego Knut Hamsun, inolvidable autor de Hambre, una de las grandes novelas del siglo XX, novela de la que no desmerece el cuento aludido, con un errante Hamsun, que huye de su miseria, con el solo equipaje de su talento, y que encuentra incomprensión incluso en quien le socorre. El nombrado Bashevis Singer nos lleva al mundo de los judíos huidos de la Europa nazi, representado en esta colección en otro cuento magnífico, “Buscando a Alma Rosenberg”.

Dejo para el final nombrar dos cuentos más breves que largos, que me han parecido perfectos, magistrales: “Códigos”, un cuento muy sutil en el que un amante se comunica con una mujer a través del marido de ella, que no entiende nada, y “El abrazo”, de apariencia sencilla, en el que late la vida en toda su complejidad.

Los cuentos están todos escritos con un estilo relativamente sencillo, sin estridencias, falsamente fácil. Digo falsamente, porque no hay nada más difícil que conseguir que una narración parezca fácil, conseguir que la voz que cuenta se deslice sin tropiezos, de una manera natural, y nos resulte inevitable, la única posible.

Todas las cualidades y la variedad del libro son un argumento que nos deja sin excusas para no leerlo. Es imposible que un lector cualquiera no encuentre algún cuento que no le interese o que no le cautive.

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