Ahoraquí II
A Norberto García Hernanz
Respira. Vive
la plenitud exacta de este día,
el don inaplazable del instante,
este camino, aquí, centro del mundo.
El regalo inmediato
del musgo y del misterio del helecho,
el alto del canchal jamás hollado
o el beso perentorio
del venero que brota en la ladera.
Renuncia. No te busques
en el frágil hechizo de otro entonces:
la gloria almibarada de otros días
(si alguna hubo),
o el agrio acíbar de los desengaños.
Que nada te distraiga
de la linde sutil de este lugar
ni del pulso fugaz de este momento.
Santiago A. López Navia