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La búsqueda del alma en los pozos de poder del rock and roll

Por Luis Junco

En 1979, Joan Jett, vocalista de los grupos The Runaways y The Blackhearts, luchaba por sobrevivir malamente en el mundo de la música. Sólo un milagro parecía que podría salvar su carrera como solista. Pero apenas un año y medio más tarde su canción I love rock and roll se había convertido en el número 1 de las listas y lograría tres discos de platino con sus siguientes álbumes. Se había producido el milagro, un prodigio que tenía nombre y apellidos. En aquellos momentos críticos, su vida tropezó casualmente con la de un promotor musical, el mismo que había encumbrado a Michael Jackson, Prince, Bob Marley, Billy Joel, Simon y Garfunkel, Peter Gabriel… Él fue el artífice de su éxito. 

Diez años más tarde, Joan Jett visita a esta persona en su domicilio en Park Slope, Brooklyn. Una extraña enfermedad, síndrome de fatiga crónica, le ha apartado del mundo de música después de 12 años de éxito en el ámbito de la promoción y la cultura musical. Está postrado en la cama, casi sin poder moverse, y así estará durante 15 años. Pero en esa visita Joan descubre la verdadera personalidad del hombre a quien debe su éxito.

Así descubrí que Howard había estado disfrazado de promotor musical y en el negocio de la música desde el principio. Sus verdaderas raíces estaban en la ciencia. Una vocación que no había dejado en ningún momento, ni incluso cuando se dedicaba a la música. Pero estaba a la caza de algo mucho más profundo que la propia ciencia no podía descubrir.

Se trataba de Howard Bloom, que en esos 15 años de postración y a pesar de las limitaciones que le imponía la enfermedad había escrito tres libros de éxito -alguno como How I accidentally started the sixties The God Problem hemos comentado brevemente en este blog- y había coordinado a tres grupos de científicos. 

¿Pero cómo es que un científico pudo tener tal éxito con la música popular y qué buscaba realmente dedicándose a ella? Esta es la pregunta que se hacía (y nos hace) Joan Jett en el prólogo de este libro que hoy comentamos también brevemente: Einstein, Michael Jackson and me, que escribió el propio Howard Bloom en el año 2020. 

El propio Bloom comienza a apuntarlo en alguna de las páginas:

Pónganse en mi posición. Por encima de todo, eres un científico. La ciencia es tu religión. Ha sido tu religión desde que tuviste diez años. Y las dos primeras reglas de la ciencia son:

La verdad a cualquier precio, incluida tu propia vida.

Mira las cosas que tienes ante tus narices como si no las hubiera vistos antes, y actúa a partir de ahí. 

La regla número uno es la regla del coraje. Y la regla número dos es la del asombro. La del asombro y de la maravilla. No son reglas solo de la ciencia. También son reglas del arte. Y de la vida. Muy pocas personas se dan cuenta de eso. Todavía son menos las que lo practican. Yo acabaría comprendiendo que Michael Jackson las encarnaba y manifestaba a través de todos los poros de su cuerpo. Michael fue lo más cercano a un ángel o a un santo que yo conocí.

A partir de ahí trata de explicar y describirnos quién era realmente ese Michael Jackson que él descubrió a partir de ese día que lo conoció y a quien al principio había dicho no, ese personaje tan alejado de la visión escandalosa que mostraron las primeras páginas de los periódicos y que aún sigue vigente. 

Y comienza narrando sus primeras experiencias con la música: cuando su madre intentó que aprendiera tocar el violín, más tarde su propio intento por hacerlo con el piano y su deseo de hacer música de jazz… Todo un fracaso. Y añade:

Pero veinte años más tarde descubriría un instrumento musical que muy pocas personas del mundo del negocio musical sabe que existe. Y aprendí a tocarlo como un virtuoso. Ese instrumento es la máquina de hacer estrellas musicales. Un instrumento tan complejo como el órgano de una catedral. Y lo que es más, aprendería a tocarlo con algo que los grandes músicos como Beethoven o los Beatles aprobarían: con el alma.

Este libro es la historia de cómo me sucedió eso. Es la historia de mi trabajo de promoción de carreras como las de Michael Jackson, Prince, Bob Marley, Bette Midler, Billy Joel, Paul Simon, Queen, Joan Jett… Es la historia de cómo ayudé a dar el salto a personas que sabían hacer con la música cosas que yo nunca podría. Personas para quienes yo podría hacer cosas que ellas no eran capaces. 

Es la historia de mis aventuras en el oscuro vientre en donde se conciben nuevos mitos y movimientos. Es la historia de cómo desarrollé una peculiar habilidad que denominé chamanismo secular. Es mi búsqueda del alma en los pozos de poder del rock and roll. 

Un libro magnífico, lleno de humor, inteligencia, y pasión, no sólo por la ciencia, sino por la música, el arte y la vida. Como los otros libros de este peculiar y genial autor que brevemente hemos comentado en este mismo blog y que, por desgracia, aún no están publicados en nuestro idioma. 

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