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Por La Discreta- L.Junco

Hoy ha fallecido en Madrid nuestro querido y discreto amigo Joaquín Rubio Tovar. 

Hace unos años había padecido una grave afección cardiaca, que le llevó al quirófano y a un transplante de corazón, y poco a poco, aunque con algunas secuelas, comenzó a remontar y dedicarse a lo que más le gustaba: disfrutar de la vida con su esposa, hijas y nietos, y volver a leer y a escribir. Pero no pudo superar las complicaciones derivadas de la infección por el covid.

Joaquín fue sobre todo un hombre de múltiples inquietudes intelectuales. Estudió música y Filosofía y Letras, y era especialista en literatura medieval. Fue profesor de Filología Románica en la Universidad de Alcalá de Henares. Con La Discreta había publicado la saga policiaca de Carrasco –El sueño de los espejos (2008), Alguien envenena a los pájaros (2011), Viaje a la muerte (2016) y El caso de la academia universitaria (2018)- y el libro Literatura, historia y traducción (2013). Pero también fue autor del ensayo La vieja diosa: de la filología a la posmodernidad, publicado por el Centro de Estudios Cervantinos, los libros de relatos El dolor de las cosas, Quedarse solo y Se murió de Mozart, y la novela No está en nuestras manos. 

Fue precisamente esta última novela la que me hizo llegar, a través de nuestro común amigo Emilio Gavilanes, pocos días antes de que tuvieran que ingresarlo de nuevo en el hospital. Me pareció una novela magnífica, que, a mi entender, reflejaba a través de su protagonista principal quién era Joaquín Rubio Tovar. Le escribí un whatsapp con mi sincera impresión de la lectura. No sé si llegó a leerlo, porque, además de las noticias de su empeoramiento de salud que me daba Emilio, que le trató mucho en estos últimos años, lo que recibí fue una respuesta de su esposa, dándome cuenta del grave estado en que estaba su salud. 

Quisiera transcribir ahora y aquí el mensaje que envié a Joaquín como resultado de aquella lectura:

Querido Joaquín:
Pude acabar tu novela, no con el ritmo que me hubiera gustado, sino al que me impone mi nieto de dos años. 
Y la he disfrutado. Mucho. El narrador me ha cautivado desde las primeras a las últimas páginas. Sus reflexiones, comentarios, pensamientos -fundamentalmente sobre literatura y su oficio de escritor, pero también sobre los distintos aspectos de su (la) vida en la actual sociedad-, me han llevado a escribir dos páginas con anotaciones con las poderosas ideas que muestras en tu escritura. Y la inquietud de Berta -el otro gran personaje de la novela-, ese saber antiguo, no racional, mundo mágico formado por las relaciones entre el lenguaje, los objetos y los hechos. Qué sugerente.
Pero, en fin, espero que en algún momento podamos comentar algunas de estas anotaciones, que no son pocas.
Así que gracias por hacerme llegar la novela, pero sobre todo por escribirla. Como la buena música, a la que tanto aludes en la novela, la tuya es de las que ayudan a escapar de ese lenguaje y mundo habitual tan empobrecedores.
Sé por Emilio que estáis colaborando en una nueva entrega de Carrasco. La esperamos con muchas ganas. Un fuerte abrazo, amigo.

Lo vamos a echar de menos. Un sentimiento que sé que comparto con mis compañeros y compañeras de La Discreta y con todos los que conocieron y trataron a Joaquín. Todo nuestro pesar y cariño a su familia más cercana y el firme propósito de honrar su memoria haciendo realidad la publicación de aquella última novela que estaba escribiendo. 

3 Comments

  1. Santiago López Navia dice:

    Me entristece mucho la muerte de Joaquín. Deja un gran vacío. Lo siento de todo corazón.

    • Juan Carlos Márquez dice:

      Profunda es la tristeza que me invade al enterarme del fallecimiento del profesor Rubio Tovar.
      Algunos aficionados a la Edad Media y su literatura tuvimos ocasión de descubrir a los viajeros de la España medieval en aquella amable antología que publicó con Taurus.
      Que la tierra le sea leve, querido profesor.

  2. Marisol Villarrubia Zúñiga dice:

    No me hago a la idea de que ya no estés, querido maestro. Gracias por tu ayuda, tu bondad y tanta sabiduría compartida. Ya no hablaremos más de Dante, pero disfrutarás de su paraíso. Me despido de ti como tú siempre lo hacías conmigo ¡Viva la 101 Compañía!

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