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Por Luis Junco

Para muchas personas, lo que está ocurriendo con la pandemia que asola el mundo es algo terrible y excepcional. Y esto es así porque lo vemos en la perspectiva de nuestras breves existencias. Pero si lo contemplamos con un prisma temporal mucho más amplio, la visión cambia radicalmente. Esto es lo que se hace en este libro, El futuro de la humanidad, del físico Michio Kaku, que leí hace un par de años y que ya está traducido al español y publicado por la editorial Debate. Al transcribir algunos párrafos del primer capítulo no trato de contribuir al catastrofismo o al pesimismo que de la lectura de ellos pudiera derivarse. Al contrario; como puede verse en el último párrafo, es un libro lleno de optimismo y confianza en la creatividad y capacidad humana para superar las dificultades.  

El libro comienza con un escenario terrorífico:

Un día, hace setenta y cinco mil años, la humanidad casi se extinguió. 

Y describe la erupción más violenta en los últimos 25 millones de años de existencia del planeta, el Toba, un volcán en Indonesia, que echó a la atmósfera más de un millón de metros cúbicos de material volcánico, cubrió todo lo que es hoy la India y Malasia bajo una capa 9 metros de cenizas ardientes, y dio lugar a una nube tóxica que llegó hasta África. Allí, muchos de nuestros ancestros murieron bajo los efectos radiactivos y otra buena parte de los que sobrevivieron en aquellos momentos sucumbió a causa de la bajada de temperatura ocasionada por la nube que oscureció el cielo durante años. En aquel “invierno volcánico” desapareció mucha vida salvaje y vegetación. Se estima que, como mucho, unos dos mil humanos sobrevivieron a la catástrofe.

Y concluye:

Esta banda harapienta y sucia de humanos se convertiría en nuestros ancestrales Adán y Eva que a partir de entonces poblaría el planeta. Todos nosotros somos casi clones de aquellos, hermanos y hermanas, descendientes de un pequeño y esforzado grupo de humanos que podría caber en el salón de baile de un hotel moderno. 

Continúa haciendo relación de las catástrofes que en distintas escalas de tiempos nos han amenazado y nos seguirán poniendo a prueba:

Repetidamente, desastres han ocurrido en el pasado, e inevitablemente ocurrirán en el futuro. La Tierra ya ha soportado cinco ciclos de extinción masiva, en los cuales hasta el 90 por ciento de las formas de vida han desaparecido de la faz del planeta. Tan cierto como que el día sigue a la noche, vendrán más acontecimientos de extinción masiva. 

A escala de décadas, nos enfrentamos a los daños del calentamiento global, en que nuestra propia atmósfera se volverá contra nosotros. Nos enfrentamos a la proliferación de armas modernas, como las armas nucleares que pueden utilizarse en las zonas más inestables del planeta. Nos enfrentamos a distintos tipos virus, como el SIDA o el VIH, que pueden transmitirse con un simple estornudo. Todo esto podría arrasar con el  98 por ciento de la raza humana. Más aún, nos enfrentamos a un consumo desaforado de nuestros recursos a tal ritmo que pronto podríamos vernos en una Armagedón ecológico compitiendo por los últimos recursos del planeta. 

Además de las calamidades que podemos crear nosotros mismos, hay otros desastres naturales sobre los que no tenemos control. A una escala de miles de años, nos enfrentamos a otra edad de hielo. Hace cien mil años, la mayor parte de la superficie de la Tierra se cubrió con una capa de hielo de casi un km de espesor. Muchos animales se extinguieron. Hace diez mil años, se produjo un deshielo y en este breve periodo de calentamiento emergió la civilización moderna y los humanos se extendieron, un florecimiento que se produjo durante un periodo interglacial. Probablemente nos encontremos con otro periodo de hielo en los próximos diez mil años. Cuando eso ocurra, nuestras ciudades desaparecerán bajo montañas de hielo y la civilización quedará destruida. 

También es probable que el supervolcán durmiente que está aletargado bajo el Parque Nacional de Yellowstone despierte acabando con el continente americano y cubriendo la atmósfera de la Tierra con una venenosa nube de hollín y escombros. Erupciones parecidas ocurrieron hace 630 mil años, hace 1 millón trescientos mil años y hace dos millones de años. Así, entre cada erupción han pasado unos 700 mil años. Con esta regularidad, se espera una próxima erupción en los próximos 100 mil años. 

A escala de millones de años, encaramos la amenaza del impacto de otro asteroide o cometa, similar al que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años. En aquel entonces, una roca de 8 km de diámetro impactó contra la península de Yucatán en Méjico, que envió a la atmósfera una ingente de escombros radiactivos que cayeron luego sobre la Tierra sembrando muerte y destrucción(…) Como resultado, el noventa por ciento de toda la vida de aquella época pereció. Durante milenios hemos sido inconscientes de que la Tierra flota en un enjambre de rocas potencialmente mortales (…) Actualmente estudios astronómicos estiman que hay quizás un millón de objetos de estas características en la trayectoria de nuestro planeta (…) Es una cuestión de tiempo que uno de estos asteroides impacte contra la Tierra (…)

Suponiendo que seamos capaces de evitar todas estas catástrofes que nos amenazan, aún existe otra que empequeñece a todas las demás. Dentro de cinco mil millones de años (o antes) el Sol se transformará en una estrella gigante roja, hinchándose y llenando todo el cielo que ahora vemos. Nuestra estrella engullirá a nuestro planeta, y un calor abrasador lo convertirá todo en un infierno incompatible con la vida (…)

Sin embargo, a diferencia del resto de formas de vida que pasivamente aguardará su triste destino, los humanos podemos ser dueños de nuestro destino. Actualmente, los humanos estamos creando argumentos y herramientas para luchar contra todas estas amenazas (incluidas las que nosotros mismos creamos), evitando de esa manera formar parte de ese 99,9 por ciento de formas de vida destinadas a la extinción.

En este libro se da cuenta de esos proyectos y avances, algunos ya en marcha, otros en sus inicios, muchos otros aún solo parte de sueños de mentes que constituyen la materia de ese futuro mejor.    

2 Comments

  1. Emilio dice:

    Muy interesante, Luis (y un tanto aterrador). Muchas gracias.

    • Luis dice:

      Jajajá. Pues, mira, acabo de enterarme de que el próximo 29 de abril, un asteroide de 4 km se acercará peligrosamente a la Tierra. Pero tranquilo, esa “cercanía” será de unos 6 millones de km.

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