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El pasado martes, 13 de mayo, pude asistir a la inauguración que bajo el título “Néstor reencontrado” es una muestra muy completa de la obra del pintor canario Néstor de la Torre y se expone en el museo Reina Sofía de Madrid hasta el mes de septiembre.
Yo ya conocía la obra de Néstor y había visitado en varias ocasiones el Museo dedicado a su obra en el Parque Doramas de Las Palmas (ahora, por desgracia, cerrado y sin perspectivas claras de su futuro). Aunque toda su obra siempre me pareció muy notable, mis predilecciones se decantan por los cuadros que componen sus Poemas del Mar y de la Tierra. En particular, la luz y la serenidad que emanan de Mar en reposo. Y ya sabía que esos dos cuerpos desnudos que flotan en el mar en calma querían representar al propio Néstor y a un joven amante suyo. Conocía igualmente que Néstor lo había retratado en otro cuadro suyo, que también forma parte de la exposición del Reina Sofía.
Se trata de Gustavo Durán Martínez. En el texto que acompaña al cuadro, se nos dan algunos datos biográficos y de su relación con Néstor. Que había nacido en Barcelona en 1906 -por tanto 19 años más joven que el pintor-, que estudiaba música en el conservatorio madrileño y que como estudiante residía en la famosa Residencia, con Lorca, Buñuel, Pepín Bello y Dalí con quienes tenía amistad. Precisamente, en uno de los cenáculos de la Residencia, en 1923, Gustavo y Néstor se conocieron e iniciaron una relación, estableciéndose primero en Las Palmas y después en París, vínculo sentimental que duró hasta el año 1934. También se añade en el texto de la exposición que al estallar la guerra Gustavo apoyó al gobierno republicano y llegó a ser teniente coronel del ejército de la República.

Rota la relación entre ambos, Néstor falleció cuatro años más tarde, en 1938, con apenas 51 años, y la vida de Gustavo siguió su curso -que ya me atrevo adelantar como novelesco-, marchándose primero a Londres para escapar de la represión franquista y luego hasta los Estados Unidos. Allí se casó y tuvo tres hijas, se nacionalizó estadounidense, ejerció como diplomático (y según otras informaciones, como espía) de la ONU y acabó su azarosa vida en Atenas, cuando cumplía los 63 años.
Así que después de la exposición quise saber más sobre Gustavo, y en especial de su etapa en Las Palmas con Néstor. Ya se ha dicho arriba que durante la guerra civil formó parte del ejército republicano, llegando a teniente coronel. Pues bien, pude acceder al expediente que se abrió por la Brigada Social y Política franquista después de la guerra contra Gustavo Durán Martínez. Y resulta muy interesante. Lo que más me llamó la atención de estas indagaciones -que tuvieron lugar en mayo de 1946- a través de informes e interrogatorios, fue la cantidad personajes relacionados con el cine español que pasaron por las dependencias policiales: empresarios y productores, como el italiano Hugo Donarelli, ayudantes de dirección, como Irene Guerrero de Luna, actores como Félix Fernández García -que más tarde sería el médico en Bienvenido Mr. Marshall y Los jueves, milagro-, Manuel de Juan Guillot y Paz Robles… En fin, más de veinte testimonios de personas relacionadas con la industria cinematográfica. ¿Y todo esto por qué?
La respuesta tiene que ver con otro interrogatorio que también tuvo lugar en ese mayo de 1946. En este caso al escritor canario Claudio de la Torre. Pero mejor lo dejamos para la siguiente entrada, porque esta ya se está pasando de larga y aún quedan bastantes cosas por contar.

Entretanto, les animo a visitar esta estupenda exposición, Nestor reencontrado, en el Museo Reina Sofía de Madrid.