¿Por qué es posible la vida en el universo? ¿Tiene algún sentido cosmológico la aparición de la inteligencia? (y 3)

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¿Por qué es posible la vida en el universo? ¿Tiene algún sentido cosmológico la aparición de la inteligencia? (y 3)

Por Luis Junco

Además de por Lee Smolin y Fred Hoyle, James Gardner fue influenciado por Freeman Dyson, físico británico, inclasificable por su originalidad como persona y como científico, y que ya hace muchos años decía esto:

La mente, a través de la larga evolución biológica, se ha convertido en una fuerza determinante en este pequeño lugar del universo. En nuestro pequeño planeta, la mente ha infiltrado la materia y ha tomado el control. Me parece a mí que esta tendencia de la mente para infiltrarse y controlar la materia es una ley de la naturaleza. 

Como vimos en la anterior entrada, James N. Gardner postula en su hipótesis Biocosm que las especiales características que vemos en nuestro universo favorables a la vida y a la inteligencia son la consecuencia de un ciclo de replicaciones cosmológicas favorecidas por las leyes físicas que lo gobiernan, y propone tres pruebas de “falsabilidad” que ahora describiremos. 

Pero antes, una pregunta que seguramente algún lector ya se haya hecho. ¿Qué ley física de las que gobiernan el universo da cabida a la conciencia? Gardner solo alude a que de alguna manera aún no descubierta esa presencia está implícita en las leyes ya conocidas, y también se refiere a unas leyes de la complejidad también por descubrir. Y es curioso, porque en una publicación de noviembre de 2021, Lee Smolin -el autor de la selección natural cosmológica que en cierto sentido “compite” con la teoría de Gardner-, en colaboración con las físicas Cleia Verde y Marina Cortes, decía esto, juzguen ustedes mismos:

Lo que entiendo es que el pensamiento mayoritario de la ciencia actual, basado en el estándar de gobernanza universal de la naturaleza por un puñado de principios físicos expresados matemáticamente por un conjunto causal cerrado de ecuaciones, deja fuera la influencia de las experiencias subjetivas y en particular, de la conciencia. No aceptamos que estas sean simplemente efectos secundarios de las leyes físicas y que no tengan efecto sobre ellas. Nuestra esperanza es que las innovaciones de la física acojan de alguna manera la conciencia y la incluyan en sus leyes básicas. 

Y no solo postula esto Lee Smolin, sino que esas leyes, que de alguna manera deben incluir a la conciencia en su naturaleza, evolucionan y cambian como lo hace el propio universo. 

No sé si Gardner conoció este escrito de Smolin, porque falleció unos meses antes de esa publicación, pero seguro que le hubiera dado una alegría. 

Pero vayamos a esas pruebas de falsabilidad de Gardner. Tanto en su libro Biocosm como en una publicación para el Congreso Internacional Aeronáutico, él proponía estas cuatro:

El descubrimiento de inteligencia extraterrestre; la capacidad de formas de vida artificial para existir y evolucionar en entornos de software y adquirir autonomía e inteligencia; la emergencia de una inteligencia que transcienda y supere la humana; la posibilidad de un estado final cósmico con un capacidad de computación máxima. 

En ese estado final cósmico -o Punto Omega- sería cuando, según su hipótesis del Biocosm, la inteligencia sería capaz de generar nuevos universos, entre el que estaría el propio. Y para esto, Gardner se apoya en una en las soluciones de la relatividad que se ha dado en llamar Closed Timelike Curve, hipotética configuración del espacio y de tiempo con la capacidad de crear un lazo que une el futuro con el pasado. Podríamos decir que el universo podría ser progenitor de sí mismo, una teoría desarrollada por los cosmólogos Richard Gott III y Li Xin.

(Durante el tiempo que escribía estas entradas, tuve noticia de la publicación de un nuevo libro de Michio Kaku, Quantum Supremacy, que alude al salto cualitativo en la computación que ya se está produciendo y apoya dos de las pruebas que propone Gardner para su teoría. El libro es interesantísimo y muestra desde sus primeras páginas que el final de la era digital ya es un hecho. La supremacía cuántica es el avance que supone la computación cuántica con respecto a la digital actual. Ya no solo en la velocidad de computación, sino en los problemas que puede resolver. Actualmente ya hay computadores cuánticos de 100 qubits. Para hacernos una primera idea, el computador digital solo permite que un chip pueda estar en uno de los dos estados: 0 ó 1. Un átomo, sin embargo, puede estar en dos estados a la vez -0 y 1-, lo que se llama en estado cuántico de superposición. Esa es la base de la computación cuántica. Dos estados a la vez sería 1 qubit. Añadir otro qubit sería multiplicar el número de interacciones por dos. Un computador de 100 qubits sería multiplicar por 2 elevado a 100, algo que excede a cualquier ordenador digital por mucho. No solo en la velocidad de procesamiento, sino en el hecho fundamental de que el computador cuántico puede analizar y hacer todas esas cosas a la vez. Imaginemos la búsqueda de un camino en un laberinto. El computador digital analiza camino a camino. El cuántico, todos a la vez. Si la actual IA ya hace que algunos se echen las manos a la cabeza, imaginemos lo que supondrá la introducción en la Inteligencia Artificial de computación cuántica. En fin, pero de eso y de Quantum Supremacy hablaremos otro día.)

2 Comments

  1. Pedro Mariné dice:

    Estupenda serie de entradas, Luis, como nos tienes malacostumbrados.
    Son teorías muy atractivas, de hecho algo así vamos pensando todos en nuestra generación, porque el planteamiento de la ciencia ficción, en novelas y en el cine, supone un ejercicio colectivo de prospección e imaginación; es decir, de pura filosofía.
    Por mi parte, prefiero ser una minúscula pero consciente parte de este infinito procedimiento de universos que considerarme una criatura desgraciada huérfana de un dios desmemoriado

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