Por Luis Junco
Finalizo con esta, las entradas dedicadas en este blog al libro Aventuras de Bolivia, de C. H. Prodgers. Como decía al principio, me parece un libro magnífico y que hará las delicias de las personas amantes de la literatura de viajes. Solo lamento que a pesar de su calidad y de que fuera publicado en 1922, aún (que yo sepa) no haya ninguna traducción al español.
Después de recorrer más de 1.500 kilómetros y poner en riesgo su vida, Prodgers vuelve al Perú. Cansado y con cinco menos de peso, pero feliz, decide pasar de nuevo unos días en el balneario de Jura, cerca de Arequipa. Y ahí, mientras descansa, Morosini, el propietario del hotel en el que se aloja, llega un día y le anuncia que una señora quería hablar con él. Era Corina San Román, hija del General San Román, antiguo Presidente de Perú.
Morosini nos presentó y luego de unos minutos de conversación, la señora me mostró el original de un documento que el Padre San Román le había dejado a su hermano, el Prefecto de Callao, y que su padre le había dado a ella. El documento daba los datos concretos de un gran tesoro que había sido escondido por los jesuitas. Me dijo que, puesto que yo había estado en Challana, y había vuelto sin daño, había demostrado ser la persona capaz para buscar el tesoro. Me proponía dos alternativas. Si hacía el intento de buscar el lugar del tesoro con la ayuda de los datos que ella me daba a través del documento, ella me pagaría 80 libras al mes durante los seis meses secos del próximo año, que era tanto como lo que yo obtenía de Mariano Penny por entrenar los caballos de carrera, y si encontraba el tesoro, ella pagaría todos los costes que supusiera desenterrarlo y me daría el diez por ciento del valor obtenido. La otra propuesta era que hiciera una copia del documento y fuera por mi cuenta, pagando los gastos necesarios, y le diera a ella el diez por ciento de lo obtenido. Acepté la segunda proposición sin dudarlo.
Y ahí comienza la segunda parte de Aventuras en Bolivia. La búsqueda de ese tesoro de los incas escondido por los jesuitas es tan emocionante o más que el viaje de Prodgers a Paroma. Quien pueda leerlo en inglés lo disfrutará. Quien no, tendrá que esperar a que alguna editorial se atreva a traducirla al español.